Hace dos décadas, sucedió algo notable en el mundo de la fotografía. Comenzamos a compartir nuestras vidas de manera totalmente nueva. Se puso de moda tomar muchas fotos, no solo de nuestros amigos y lugares que visitamos, sino de nosotros mismos. Desde entonces, las selfies se han convertido en parte de nuestra cultura digital.
Aunque el término “selfie” es relativamente nuevo, el deseo de capturar nuestra propia imagen tiene profundas raíces históricas. Desde la época medieval y del Renacimiento, donde los pintores se incluían a sí mismos en los retratos grupales hasta las altamente modificadas y filtradas selfies de hoy en día, los autorretratos siempre han sido más que simplemente una descripción de la apariencia de alguien. Han servido como medio para el autodescubrimiento, una manera de identificarnos con nuestra cultura y sociedad, y hasta una herramienta para redefinir nuestra identidad y desafiar las normas sociales.
Pero las selfies no solo reflejan nuestra expresión personal. También se han convertido en una manera de insertarnos en el mundo online. Y no nos damos cuenta de lo mucho que arriesgamos dos cosas: nuestra privacidad y nuestra seguridad. Al profundizar en la cultura de las selfies, también explicamos algunas maneras de proteger su privacidad, como utilizar una VPN, que puede mantener privada su ubicación real en las redes sociales.
Acompáñenos a explorar la evolución de las selfies, descubrir las tendencias más recientes y también cómo proteger sus datos al compartir sus imágenes online.
La evolución de los selfies
El concepto del selfie ha avanzado mucho desde sus humildes orígenes en 1839, cuando Robert Cornelius capturó el primer autorretrato fotográfico. Sin embargo, no fue sino hasta la llegada de los smartphones, particularmente los que tienen cámaras frontales, que las selfies realmente “despegaron” y se volvieron parte integral de nuestra cultura.
Las primeras selfies
Los primeros días de las selfies se materializaron en las fotos de perfil de plataformas como MySpace. Estas selfies iniciales, según los estándares de hoy, solían ser fotos de baja calidad tomadas frente a espejos con teléfonos celulares sin acceso a internet. Como se usaban principalmente como fotos de perfil en plataformas emergentes de redes sociales, las primeras selfies tenían poses muy elaboradas y solo mostraban las caras de los usuarios.
Redes sociales como catalizador
A comienzos de la década del 2000, junto con los avances en la tecnología de los teléfonos celulares, las plataformas de redes sociales comenzaron a florecer, creando un espacio en donde la gente podía compartir sus momentos personales y contribuir con la creciente cultura online. Esto aceleró el nacimiento de la selfie moderna, con sus tendencias características como la infame “cara de pato”, y otros derivados como la “cara de pájaro” y “Fish Gape”.
Era dorada
La década del 2010 marcó un período “dorado” para las selfies. En 2013, la palabra “selfie” fue declarada “palabra del año” por el Oxford Dictionary, solidificando su significado cultural. Un año después, el término “selfie” llegó a su máximo interés ─obtuvo más búsquedas en Google que en cualquier otro momento─ y las plataformas de redes sociales como Instagram y Facebook se inundaron de diversas tendencias y desafíos (o challenges). Junto con este repunte en popularidad, llegaron los implementos para selfies, incluyendo los palos para selfies y los anillos de luz. Mientras tanto, los famosos comenzaron a adoptar la cultura de las selfies con mucha fuerza, generando momentos como la famosa selfie de Ellen Degeneres en los Oscar, el hashtag #wokeuplikethis, y la foto de Kylie Jenner en el baño en la Met Gala.
Rechazo a las selfies
En la búsqueda incesante de métodos innovadores para tomarse selfies, algunos individuos se aventuraron en territorios peligrosos e incluso ilegales. El advenimiento de las selfies en techos y con animales salvajes presentaba riesgos importantes. Incluso, algunos destinos turísticos han prohibido los palos de selfie, ya sea por seguridad (como los museos) o porque resultan muy molestos. Tristemente, las lesiones y muertes relacionadas con selfies siguen en aumento, porque hay quienes arriesgan la vida para obtener la foto “perfecta”, lo que nos hace preguntarnos si nuestra vanidad digital no habrá llegado demasiado lejos.
Activismo y era de la positividad corporal
A finales de la década del 2010, más y más personas comenzaron a aprovechar las selfies para expresar su filiación política y para apoyar causas como #metoo y #icebucketchallenge, además de amplificar las voces de grupos minoritarios y promover causas de beneficencia.
Después, las selfies derivaron hacia la demostración de la autenticidad, y la gente comenzó a tomárselas sin maquillaje, promoviendo la positividad corporal (“body positivity”), empleando menos filtros y evitando las poses artificiales. Dos tendencias recientes en las selfies, llamadas las selfies “0,5” (donde la gente se toma fotos usando la lente de 0,5 en la parte trasera de los celulares, con lo que no se ve el resultado hasta que se ha tomado la foto), y las selfies de “espejo convexo” (que son fotos distorsionadas por la forma del espejo), buscan adoptar la imperfección y documentar el momento sin modificaciones.
La generación Z se toma más selfies que ninguna otra
Según un informe reciente de Eksposure, una empresa de fotografía y diseño, cada día se toman unos 93 millones de selfies a nivel mundial. ¡Son un montón de caras de pato y símbolos de la paz! Mientras que los millennials popularizaron la tendencia, la Generación Z la ha llevado a un nivel superior, tomándose más selfies que cualquier otro grupo de edad.
Un estudio reciente revela que la Generación Z se toma, en promedio, 3,16 selfies a la semana, que es casi 2,5 veces la cantidad de selfies que se toman los millennials en promedio (1,37 a la semana). La Generación Z también es la “responsable” de las poses que están más “en tendencia”, como la “smize” (sonreír con los ojos en vez de con la boca), las selfies “0,5” y las selfies de “espejo convexo” (o “espejo de tráfico”).
Adicionalmente, las mujeres se toman más selfies que los hombres en todas las generaciones, excepto los boomers, que para empezar no se toman tantas, pero que además resulta que los hombres de esta generación se toman más fotos que la mujeres: 0,4 selfies por semana, respectivamente.
Los hombres de la generación Z se toman más selfies que los de las demás generaciones (2 por semana en promedio), pero las mujeres de la generación Z ganan: se toman más de 4 selfies por semana. Esto supone dos veces más que las mujeres millenials, que se toman 1,5 selfies a la semana, y las mujeres de la generación X, que se toman 1 selfie por semana.
Selfies por semana por generación y género
Generación | Mujeres | Hombres |
Generación Z (nacidos entre 1997 y 2012) | 4,08 | 2,23 |
Millennials (nacidos entre 1981 y 1996) | 1,54 | 1,19 |
Generación X (nacidos entre 1965 y 1980) | 0.98 | 0,66 |
Baby Boomers (nacidos entre 1946 y 1964) | 0,41 | 0,53 |
Fuente: Shiny smile
Filipinas es el país que más selfies se toma, seguido por los EE. UU.
Respecto a cuál es el país donde más selfies se toman , según estadísticas recientes de Eksposure, Filipinas es el líder. Por cada 100.000 personas en la ciudad de Pasig, que está de primera en la lista, 258 se toman selfies regularmente. Esto viene seguido de Manhattan, Nueva York, en los EE. UU. donde 202 de cada 100.000 personas se toman selfies, y Miami, Florida, donde 155 de cada 100.000 se han tomado un selfie.
De hecho, las estadísticas de hace años revelan que el 62 % de los ciudadanos de los EE. UU. se han tomado una selfie en algún momento de sus vidas. El grupo más joven, de entre 18 y 34 años, fue el que más selfies realizó , con un 82 % habiéndose tomado al menos una.
En el grupo de entre 35 y 54 años, el 63 % se habían tomado una selfie, y en el grupo de 55 años en adelante, solo el 44% lo había hecho.
La psicología de las selfies y su impacto en la salud mental
En la era de las redes sociales, la selfie se ha convertido en un tipo de autoexpresión omnipresente. Ha generado incontables debates y generado tanto admiración como críticas. Muchos argumentan que las selfies son una manifestación de narcisismo o un grito desesperado por llamar la atención. Sin embargo, una mirada más de cerca “revela” una imagen diferente.
Un estudio realizado en la Ohio State University pone en tela de juicio la noción prevaleciente de que el gusto por las selfies proviene de tendencias narcisistas. La investigación reveló que las personas tendían a tomar una foto de una escena si querían transmitir el significado de un evento, mientras que si se incluían a sí mismos en la foto, es porque querían recordar la experiencia física del evento.
Mientras tanto, el impacto de las selfies y las redes sociales sobre la salud mental sigue siendo tema de acalorados debates. Los medios de comunicación suelen presentar a las selfies y a la exposición a redes sociales como los culpables del alarmante descenso en el bienestar mental. Sin embargo, la investigación en este tema presenta un punto de vista más moderado. Por ejemplo, un estudio realizado por la Universidad de Londres indicó que, si bien el 12 % de las personas sintió que las redes sociales afectaron negativamente a su autoestima, el 10 % reportaron que incrementó sus niveles de autoconfianza.
La relación entre las selfies, la autoestima y la salud mental es compleja. Un estudio realizado a más de 3.000 personas del Reino Unido reveló que un impresionante 71% de los individuos no están dispuestos a compartir una foto suya sin antes editarla. El uso de las herramientas de edición resalta el deseo de presentar una visión perfeccionada de uno mismo en internet.
De las personas que editan sus selfies, alrededor del 8 % usan Instagram para ello, mientras que dos tercios usan la aplicación Facetune. Lo hacen para asegurarse de que las imperfecciones en la piel queden ocultas y que se alteren sus rasgos faciales.
Los filtros también desempeñan un papel importante en modelar las apariencias online. Tanto hombres como mujeres admitieron que usaban filtros ocasionalmente para aumentar su atractivo. Sin embargo, las mujeres resultaron ser las usuarias más frecuentes, con 9 de cada 10 admitiendo que incorporaban filtros al publicar selfies en redes sociales.
Si bien es innegable que las redes sociales pueden crear expectativas poco realistas y afectar negativamente a la salud mental, es igual de importante reconocer su potencial como plataforma para la autoexpresión y la comprensión. Para muchos individuos, las redes sociales ofrecen un espacio donde son libres de expresar sus pensamientos, emociones y experiencias. Se convierte en un medio que les permite ser escuchados y comprendidos, mejorando potencialmente su bienestar mental.
Por tanto, la psicología de las selfies va más allá de una simple narrativa de narcisismo. Las selfies han evolucionado hasta convertirse en una polifacética forma de autoexpresión, permitiendo a los individuos captar y transmitir momentos significativos de sus vidas. Mientras que la influencia de las redes sociales sobre la salud mental sigue siendo compleja, las selfies pueden servir como herramienta para el empoderamiento, la autorreflexión y la conexión.
El futuro de las selfies
En nuestra era de evolución de la cultura selfie, la influencia de la generación Z no se puede desdeñar. Han emergido como rebeldes, revolucionando el arte de las selfies, desafiando los estándares de belleza tradicionales y llamando a una mayor autenticidad. El advenimiento de tendencias como las selfies “0,5” y las selfies sin maquillaje son buenos ejemplos de su determinación para liberarse de las imágenes “de laboratorio”.
Mirando al futuro, se hace evidente que las selfies seguirán ocupando un lugar notable en el escenario de las redes sociales, pero (esperamos) con un propósito más profundo. Más allá de capturar momentos de expresión personal, las selfies seguramente se volverán vehículos para promover y apoyar causas sociales.
Un dato adicional: Proteja su privacidad al compartir selfies online
Con el auge en el intercambio online de selfies, es crucial estar conscientes de los potenciales riesgos para la seguridad y la privacidad. Siga estas prácticas recomendadas para proteger su privacidad al compartir sus fotos online:
1. Desactivar el geoetiquetado
La mayoría de los smartphones tienen una función automática de geoetiquetado que graba la ubicación donde se tomaron las fotos. Sin embargo, el geoetiquetado puede representar un riesgo a la privacidad, revelando sus movimientos y ubicación a cualquiera que acceda a esta información. Para proteger su privacidad, desactive manualmente la opción de geoetiquetado en la configuración de su dispositivo.
2. Comprobar qué hay en el fondo
Al tomarse selfies o fotos normales, es importante tener en cuenta los objetos o ubicaciones visibles en el fondo. A veces, estos elementos pueden revelar accidentalmente un exceso de información personal, comprometiendo potencialmente su privacidad. Evite incluir documentos con información personal identificable, como ID o pasaportes, en sus selfies. Además, debe ser cuidadoso acerca de compartir fotos de vacaciones en redes sociales mientras esté ausente, porque podría alertar a criminales que su casa está deshabitada por el momento.
3. Eliminar los metadatos de las fotos
Cada foto que tome contiene metadatos, que incluyen detalles acerca de la hora y ubicación exactas en donde se tomaron las fotos. Si desea eliminar estos datos, puede hacerlo accediendo a las propiedades del archivo y hallando la opción de eliminar metadatos. Al eliminar esta información, puede proteger todavía más su privacidad y evitar cualquier revelación accidental de su ubicación.
4. Mantener siempre encendida su VPN
Una VPN mantiene en privado su dirección IP y ubicación ante páginas web y servicios, incluyendo plataformas de redes sociales. Una de las maneras más cómodas de usar una VPN es obteniendo un router VPN, como el Aircove de ExpressVPN. Garantiza la seguridad de todos sus dispositivos en su red casera. Un router VPN encripta la conexión a internet en todos sus dispositivos, incluso los que normalmente no son compatibles con apps de VPN, como las smart TV y videoconsolas.